Para que el cielo de Santa Cruz de la Sierra sea el más puro de América se necesita duplicar la cantidad de árboles en el área urbana. A esa conclusión llega un estudio realizado por la ingeniera ambiental Katherin Jesús Hurtado.   La investigación señala, tomando como base el censo de 2012, datos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos de 2014 y un análisis geográfico, que el dióxido de carbono (CO2) que genera el parque automotor en la mancha urbana -hasta el séptimo anillo de la ciudad- es casi dos veces mayor que la capacidad que pueden absorber los árboles.   Hurtado explicó a EL DEBER que la suma de CO2 generada por autos -gasolina, diesel y gas natural vehicular (GNV)- es de 51.346 toneladas al año y que la capacidad que tiene la vegetación de la ciudad –con una cantidad aproximada de 340 árboles por hectárea- solo alcanza para ‘compensar’ el 53,3% de CO2 producido (ver infografía).   En la mancha urbana cruceña, según un diagnóstico espacial de imágenes satelitales realizado por Hurtado, existen cerca de 2.591.448 árboles, de los cuales la mayoría (61,5%) pertenece a viviendas particulares y el resto (38,4%) a los espacios públicos.  ¿Qué pasa con el excedente?  La especialista, cuya investigación fue presentada como trabajo de tesis en la Universidad de Aquino Bolivia, señala que el excedente que se queda en el ambiente contribuye al calentamiento global.  Con ella coincide Freddy Koch, director del programa Aire Limpio de la Cooperación Suiza en Bolivia, quien explica que el exceso de CO2 es la principal causa del calentamiento global y que si bien no tiene un efecto directo en la salud (incluso se lo consume en las bebidas gaseosas), el aumento de temperatura afecta el ciclo natural del clima, causando sequías o inundaciones, y favorece la aparición de plagas.   Lo que hace daño a la salud, dice el especialista, son los gases contaminantes de los vehículos, que pueden ocasionar desde dolores de cabeza hasta cáncer de pulmón y muerte.  De hecho, la Organización Mundial de la Salud apunta un dato preocupante: en el mundo 1,3 millones de personas mueren en un año a causa de la contaminación del aire. ¿Cómo equilibrar la balanza? Koch señala que, como políticas públicas, se debería implementar el sistema de revisión técnica vehicular que incluya un control de las emisiones de gases contaminantes, mejorar el transporte público para reducir el uso de autos particulares y sensibilizar a las personas sobre el tipo de vehículo a adquirir: los autos grandes, voluminosos y con motores enormes son los más contaminantes y no siempre son necesarios. Hurtado, por su parte, habla de la urgencia de realizar más campañas de arborización en todo el país