Los árboles urbanos nos ayudan a regular el clima, nos brindan sombra, absorben lluvia (actúa como esponja), fija carbono durante sus años de crecimiento, filtran metales pesados, hogar y alimento de aves y otros animales, producen oxígeno, mitigan CO2, bridan frutos comestibles por los humanos, son semilleros en las ciudades. También tienen valores estéticos y paisajísticos y en los últimos años, incluso se habla de una plusvalía para las zonas urbanas con más árboles y áreas verdes. Por eso es importante arborizar con especies nativas, que son aquellas que pertenecen a una región o ecosistema determinado. Las especies nativas en general están bien adaptadas a las condiciones climáticas de la zona, así como al tipo de suelo, régimen de vientos, etc. Soportan mejor los ataques de plagas. En general, requieren pocos cuidados y son de fácil propagación. Constituyen alimento para aves urbanas e incluso para los humanos.